Todas las preguntas a las cuales nadie dice tener respuesta, nadie las encuentra porque nos cuesta creer en el río sanador de tu presencia. Transitando por senderos de tristeza, el dolor y la agónica tortura de una enfermedad sin aparente cura, vislumbrando un camino, el camino a tu río sanador, colmado de ternura amor y comprensión.
Mientras entraba en sus aguas, allí un hombre me esperaba, en sus manos sangre había, pero con ellas me sostenía, su espíritu me hablaba, susurrándome al oído palabras que me lograron confortar diciendo: El soplo de mi espíritu te quiero yo dar.
Protegido por él soy, porque diariamente con sus ángeles voy ya que en su río sanador días y noches hábito, esto es porque su socorro siempre solicito, diciéndole: Señor te necesito, de ti jamás quiero olvidarme, mi ser entregarte para cuando vengas, esperar atento y así irme a tu presencia eternamente contento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario